El Mentidero

Eje a cielo abierto: una nueva visión del pole

Por Luis Enrique Araoz

sobre la obra que tuvo lugar el 7 de diciembre de 2022

Si querías comprar boletos al momento de llegar era imposible. Se habían vendido todos los lugares. En el centro del patio de El Mentidero se erigía ceremoniosamente un tubo de acero sobre una plataforma negra. Esperamos, y a las 8 pasadas se explicó que un grupo de mujeres iría pasando una por una para expresarse a través del movimiento sobre un eje fijo. 

Fotografía de Felipe Nery

Gracia y fuerza, fue lo primero que pensé. Lograban de pronto aparentar que sostener tu propio cuerpo en un eje vertical mientras giras y mueves las piernas de un lado a otro es algo fácil, pero ahí estaba la fricción recordándonos con rechinidos, a manera de complemento a contrapunto en piezas musicales que iban desde Bach hasta melodías de Lady Gaga en cello, lo difícil que todo era en verdad.

Según había leído un poco de ello en la página de El Mentidero, lo que se buscaba era desestigmatizar el pole dance, alejarlo de su elemento sexual y acercarlo a la danza artística. Las bailarinas a momentos sonreían o mostraban tristeza en sus rostros, quizás atormentadas por una dificultad vital que buscaban solventar a través del movimiento y el esfuerzo físico. El público compuesto por hombres y mujeres de todas las edades miraba hipnotizado a las bailarinas moverse sobre y alejadas del eje. Me recordó a las cajas musicales que encontraba de pronto como pequeños tesoros en las habitaciones de mis tías o primas, cajas musicales con bailarinas que giraban y giraban entre melodías a veces tristes y a veces alegres. 

Fotografía de Felipe Nery

Cada una de las piezas comenzaba con un mensaje que, según entendí, provenía de lo que cada bailarina buscaba ya fuera expresar o trabajar por medio de su coreografía. El público inundaba el silencio después de cada pieza con aplausos y gritos. Muchos de los mensajes hablaban de la fuerza que podía obtenerse a partir de la duda, de la incertidumbre, de la vulnerabilidad. Las bailarinas terminaban exhaustas. A diferencia de lo que me hacían sentir aquellas cajas musicales al imaginar el enclaustramiento de sus personajes en un pequeño receptáculo que pasaba la mayoría del tiempo cerrado y oscuro, me dio gusto que todos atestiguáramos los frutos que el esfuerzo y el cansancio brindan cuando se tiene por objetivo la liberación a través de la comunidad y el apoyo.

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