Así ha sido descascarar a punta de uñas y con paciencia el sueño. Yo los he visto. Primero de cerca. Hoy, desde la lejana cercanía. El oxímoron podría resumir los treinta años de vida que este 2024 cumple nuestra Compañía Teatral del Norte. Y el fruto con el que ahora está usted a punto de convivir, es parte de una dignísima celebración de aniversario.
Yo los he visto. El proceso, largo, profundo y auténtico, se ha dado en dos tiempos. La primera etapa permitió entrever al naciente fruto encaramarse a “La cachetona” -nuestro carromato teatral itinerante- e irse a recorrer las colonias de Hermosillo y los pueblos de la Sierra, desvirgando miradas de niños y jóvenes cuyos ojos llenos de asombro reflejaban el estremecimiento de sentir nuevas emociones que agazapadas despertaban al mágico toque del teatro, para enriquecer el alma.
La segunda y definitiva etapa se ha dado durante largas horas y noches enteras de ensayos y pruebas luminotécnicas hasta dejar al desnudo, aquí en casa y bajo la vigilante mirada del peñón de nuestro emblemático cerro de la campana, el fruto maduro nacido del trabajo paciente del orfebre que se rebela ante la absurda vertiginosidad de un tiempo que apenas toca y siente, desecha y olvida.
Yo que los he visto, ahora desde la lejana cercanía envidio a usted la oportunidad de presenciar el irrepetible acontecimiento esta primera, segunda, tercera y quién sabe cuántas veces más, antes que yo.
Me queda el privilegio de ser parte iniciática de la historia y de muy pronto poder apersonarme para aplaudir y abrazar con emocionada admiración a este extraordinario equipo de profesionales artistas comandado por quien, con notable fortuna, ha heredado la dirección de la CTN y a quienes con ejemplar entrega y compromiso, hacen que treinta años de soberana y divertidísima chinga, hayan valido tanto la pena. Gracias, hijo. Gracias, queridos compañeros.
Sergio Galindo
Fundador de la CTN
Lisboa, 12 de jul. de 24
Fotografía de Felipe Nery.